La inseguridad es un estado interno caracterizado por el miedo, la duda, la confusión y la impotencia. Cuando nos sentimos así pensamos que todo va a salir mal, percibimos amenazas a nuestro alrededor y nos cuesta mucho tomar decisiones y actuar. En esta especie de parálisis nos alejamos de nuestros recursos y de nuestra capacidad para hacer algo distinto con esta situación.
¿Cómo podemos hacer algo distinto? Si llevamos la mirada hacia nuestro interior en esta situación, es probable que lo primero que encontremos sea miedo y reaccionemos queriendo quitarlo, queriendo que desaparezca. Hacer algo distinto sería aceptarlo, escucharlo, y desde allí buscar nuestros recursos para atravesar la situación que estemos viviendo.
El miedo es una valiosísima señal que indica una desproporción entre la amenaza a la que nos enfrentamos y los recursos con que contamos para resolverla, dice Norberto Levy. Las personas solemos tener una visión distorsionada desde la cual percibimos las amenazas mucho mayores de lo que realmente son, y minimizamos nuestros recursos.
En la terapia gestalt existe una profunda confianza en los recursos existentes en cada persona, en su capacidad de autorregularse, de lidiar con lo que le ha tocado y sanar sus propias heridas.
Es entonces cuando el trabajo terapéutico se vuelve un espacio importante para poder recuperar la confianza: encontrando nuestros recursos y capacidades podemos escuchar el mensaje del miedo, y a partir de allí identificar y dimensionar correctamente las amenazas y responder en forma coherente con nuestras capacidades.
La gran sorpresa es darte cuenta que aquello que te asusta no es tan terrible como parecía, y aquello que veías en otras personas y pensabas que nunca podrías hacer en realidad ya existía internamente, en forma de semilla. Cuando tomas conciencia de esto y decidís regar esa semilla, encontrás nuevas formas de actuar y te das cuenta de que ¡vos también podés hacerlo!
